coronavirus
@rosaliadiazcreativa

No estaba previsto, ¡ni de lejos!, que esta web se abriese directa y bruscamente al centro mismo de la tragedia global más espantosa que nos ha tocado vivir a los que ahora mismo estamos vivos. Y digo global, porque en cantidad de lugares concretos –todos los tenemos en mente– se están dando en el presente y se han dado en el pasado reciente brutales tragedias que superan y superarán con creces esta que estamos padeciendo.

Esta página tiene un propósito puramente literario. Supongo que para algunos será posible una Literatura que dé la espalda a la política, que se aleje de cualquier compromiso social o cualquier interés colectivo. Yo nunca fui uno de ellos. Siempre escribí sintiéndome concernido por todo lo que ocurría en mi entorno más inmediato y en todos los entornos convulsos, más o menos cercanos, que, inevitablemente, me interpelan. Por tanto, por mucha esencia literaria que quisiésemos imprimir a los contenidos que vayan llenando este espacio, lo cierto es que siempre serían, inevitablemente también, políticos. Incluso la lírica más requintada lleva dentro de sí hondas semánticas políticas.

Esta hora, la hora del COVID-19, el coronavirus, es una hora crucial. Lo es, querámoslo o no. Supera nuestra intención o nuestro oportunismo o nuestro individualismo o nuestro egoísmo. Ningún proyecto colectivo podrá ya nunca más plantearse sin pasar por el alambicado filtro, necesariamente grave, necesariamente riguroso, que impone la conmoción global de esta pandemia.

Esta web nace, sí, en tiempos del coronavirus. Nunca pensamos que algo así pudiese llegar a acontecer, acontecernos. Fuimos tan necios como todos los demás que tampoco lo pensaron, pese a que, hoy lo vemos con nítida claridad, las señales venían siendo, testarudas, mucho más que evidentes.

Pero hay una cosa que sí puedo aseguraros. Las reflexiones que me concita esta tremenda tragedia, en mi interior ya estaban todas. Eso sí, ahora resultan más apremiantes, más perentorias, más exigibles, más irrenunciables.

El COVID-19 a mí, y espero que a la mayoría de mis contemporáneos, cuando todavía es una amenaza a la que debemos temer, pero a la que no nos debemos rendir, me ha hecho más fuerte, más firme en mis convicciones y, por tanto, más decidido a plantear mis exigencias.

No olvidemos que, frente al poder devastador, ciego y bestial de este enemigo invisible, pero mucho más noble que la incuria programada y mendaz de los que hicieron posible su inasumible capacidad devastadora, quienes se están fajando cuerpo a cuerpo son los de abajo, los que siempre pierden en todas las guerras aunque las ganen.

No os engañéis, el coronavirus no pasará nunca, nunca, si no somos nosotros, aquellos que antaño sabíamos que debíamos ser llamados pueblo, quienes lo abatimos. Y para ello es necesario, inexcusable, abatir a quienes nos lo han traído y nos han arrojado, prácticamente inermes, contra él.

Quiero jugar limpio. Conviene que tengáis todo esto en cuenta si pensáis visitarme en este espacio.
Abierto está, en cualquier caso, para ser compartido.